Todos sabemos que la Constitución recoge y ampara el derecho que todos los ciudadanos españoles tenemos a expresarnos libremente, lo que no se puede permitir es que alguien, sea colectivo o persona individual, responda radicalmente en contra de esa libertad de la que todos gozamos.
A la libertad de expresión, y no a la mentira ni a la calumnia, responden afirmaciones como que el Gobierno está rompiendo España, que ha utilizado el terrorismo para robar el Gobierno a sus legítimos propietarios, que están matando a los españoles, que están llevando a la degeneración a los españoles, que están vendiendo España a la ETA... y son sólo unos ejemplos de lo que se ha dicho en esta legislatura públicamente.
Lo que no se puede aceptar es una respuesta tan radical como la del señor Zapatero cuando afirma que todos tenemos derecho a votar libremente y que todos sabemos a quién votan ciertos colectivos. ¡ESO NO SE PUEDE PERMITIR!. Esta respuesta tan radical merece que decapiten a quien hace ese tipo de afirmaciones en el uso de su libertad de expresión.
A mi modesta y corta inteligencia le da la impresión que hay quien se escuda en su libertad de expresión para ofender, calumniar y crispar a quien ejerce esa misma libertad defendiendo en foros internacionales a quien se dedica a machacarlo, sin obtener otra respuesta que una nueva cascada de insultos, calumnias, y críticas exacerbadas de forma interesada.
No sé si esto pertenece a mi libertad de expresión o estoy siendo un radical que lo mejor que merezco es que me descuarticen y tiren mis despojos a los perros, en el uso de la moderada libertad de expresión de los que se sientan aludidos.
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