Tras la desestimar la Fiscalía la denuncia realizada por el PP en base a unas imágenes y declaraciones obtenidas de forma fraudulenta, ilegal, y sacadas de contexto, la reacción de los populares ha sido desmesurada e histriónica, amenazan con querellas por doquier, e incluso piden a la fiscalía que les entregue sus investigaciones para ver qué hacen al respecto, lo que tiene la pinta que tiene, pavoroso.
Una cosa es lo que han declarado desde el Grupo Popular de Diputación, imagino que asesorados en temas jurídicos por el experto señor Alías que va a terminar dando clases a sus compañeros y profesores, y otra lo que ha tratado de aclarar, con poca fortuna por cierto, el Secretario General del PP de Almería, cuyo ascenso a Teniente de Alcalde coincidiendo temporalmente con su ascenso en el partido, ofrece el aspecto de reconocimiento económico con cargo a los dineros de los almerienses.
Arremeten los populares almerienses contra todo bicho viviente tras el revés sufrido, amenazan con querellas contra quienes han resultado inocentes de sus acusaciones en lugar de pedirles disculpas por el daño causado, mientras sus correligionarios de otros lugares, piden respeto para quienes están imputados e investigados en delitos, hasta que la justicia dicte sentencia, no sea que resulten inocentes y el daño causado sea irreparable para ellos.
Aclaremos el asunto, mientras que un cargo público del PP tiene derecho –que lo tiene- a ser respetado hasta que se dicte sentencia, por más imputado e investigado que esté, los cargos públicos del PSOE han de ser sometidos a vejaciones y a justicia sin fin, aunque ésta haya declarado pública y oficialmente su inocencia más absoluta. Renuncio a comentar el concepto “doble rasero”.
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