Sabemos de las quejas de nuestros agricultores por la competencia desleal en precios y cupo de países de fuera de la UE y que tanto les perjudican sin que desde la UE se haga nada, ni sancionar, ni limitar las importaciones.
Recientemente hemos oído a líderes populares quejarse de que el Gobierno de Zapatero y la Junta de Andalucía debían impedir que estas cosas sucediesen, aún a sabiendas que sólo compete a la Unión Europea en la que los populares tienen la mayoría y en la que la presidencia de la Comisión de Agricultura les corresponde a ellos también. En el debate televisado entre los señores Oreja y Fernández Aguilar, escuchamos al señor Mayor Oreja afirmar que él era uno de los máximos responsables de la estrategia popular en Europa.
Durante la campaña para las elecciones al Parlamento de Europa estamos observando como desde el PP se habla una y otra vez de política española y quieren convertir estas elecciones en una especie de “final de copa” en la que se decidirá, siempre que ganen ellos, que Zapatero y el PSOE deben abandonar el Gobierno con las orejas gachas, en lugar de hablar de Europa que es de lo que se trata.
¿Cuál es el motivo de que el PP no quiera hablar de Europa? Sencillamente no les interesa que se sepa que están haciendo ellos allí, si recordamos asuntos como el mencionado del tomate, en el que tratan de responsabilizar a otros de lo que sólo a ellos compete, o recordamos la famosa “ley de las 60 horas semanales”, lo vemos claramente.
Ahora se trata de Europa, de cambiar el temor y la impotencia por la esperanza de que entre todos podemos salir de esta crisis en las que nos han sumido quienes piensan que la economía ha de gozar de libertad sin límites, mientras que las personas hemos de encorsetarnos en los clichés de siglos.
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