Estamos asistiendo atónitos a los acontecimientos que se producen en torno al horrible asesinato de Marta del Castillo.
El Gobierno se está encargando con todos los medios a su disposición, e incluso los que no tiene a su disposición, contratando empresas privadas especializadas para encontrar el cadáver de Marta del Castillo a la que unos asesinos sin conciencia ni moral han convertido en victima, sin reparar en los gastos económicos, materiales y de personal que ello implica.
Este no es solo un acto para esclarecer los hechos y hacer justicia, se trata de responder a una necesidad de la familia con la sensibilidad y la conciencia, que aquellos a quienes hemos elegido para que tengan la responsabilidad del Gobierno, nos deben a todos los ciudadanos, aún más en el caso de víctimas de tristes acontecimientos.
Estos días y respecto a otros acontecimientos muy mediáticos, oigo continuamente como muchas personas opinan que todos los políticos y gobernantes son iguales en alusión a la poca honradez y conciencia de la clase política cuando gobierna. Comentarios interesados que lo único que pretenden es alejar a los ciudadanos de los asuntos de la política, para conseguir conservar lo tradicional que siempre ha funcionado, en manos de quien siempre lo ha tenido, para convertir a los ciudadanos en súbditos, o vasallos.
Me vienen a la memoria otros luctuosos y tristes sucesos en los que unas personas murieron en acto de servicio, regresando a España desde donde habían cumplido una peligrosa misión de pacificación internacional auspiciada por la ONU. No sólo me duele el fatal accidente y la avaricia cruel que lo motivó, me duele el recuerdo de la conciencia y sensibilidad que mostraron los entonces gobernantes a la hora de identificar y enterrar a las víctimas, en medio de una pantomima publicitaria.
La evidencia muestra la diferencia de valores e intereses por los que se mueven unos, u otros. Se trata de primar la conciencia sobre los intereses.
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