Al parecer nuestro querido Alcalde de Almería Don Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, ha decidido ante lo tiquismiquis que se muestra Don Norman Foster para algunas cosas y la tardanza que ello va a causar al futuro Palacio de Congresos, replantearse la conveniencia de realizar el encargo a algún otro arquitecto bastante más diligente que Don Norman, y es que hay que comprender que un retraso de unos seis meses, tal vez doce, en la faraónica y emblemática obra ponga de los nervios a nuestro diligente señor Alcalde.
Si bien es posible que Almería necesite con urgencia un Palacio de Congresos, por más que el cercano de Aguadulce esté en desuso unos 350 días al año, no es menos cierto que con más urgencia necesitamos los almerienses un soterramiento que no divida la ciudad en dos partes y facilite el paso hacia la zona de la playa, que si durante todo el año está colapsado, en verano es imposible. Hay que reconocer que si Don Norman se muestra tiquismiquis con lo del palacio, lo de Don Luis Rogelio con el soterramiento carece de calificación. Ya podemos hacer hoteles que en lugar de estrellas tengan constelaciones a precio de fondas, que el turismo se marchará con la intención de no volver, al resultarle imposibles cosas tan deseables como tomar unas tapitas en el paseo marítimo, aunque sea por la noche.
Si nos paseamos por la Plaza de la Constitución y vemos el estado en el que está nuestra Casa Consistorial desde hace años –por lo menos cuatro-, sabemos de las culpas que desde el propio Ayuntamiento se están echando ahora a otras administraciones, y calculamos lo que aún colea al respecto, la exigencia de diligencia de nuestro querido regidor municipal, nos puede sonar a puro cachondeo.
Sólo me he referido a dos “obras emblemáticas” sin tener en cuenta otras circunstancias de nuestra ciudad, así que por “vergüenza torera” alguien debería ponerse un cohete en el culo para acabar con esta vergonzante situación, o para exigirse lo que exige a otros y auto rescindirse su contrato con los ciudadanos.
Como decía en el Congreso el señor Aznar: “la única salida honorable que le queda es la de dimitir, márchese...” Don Luis Rogelio.
Dicho queda con todo el respeto del mundo.
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