Cada vez es más evidente que al Partido Popular se le ponen los pelos como escarpias cada vez que se da cuenta de que el Gobierno socialista puede lograr que ETA desaparezca como grupo terrorista y acepten las leyes de la democracia, integrándose como grupo político. Eso supondría un tanto importantísimo para el PSOE, por lo que el PP trata y tratará de evitarlo de la manera que sea.
El PP firmó el pacto por las libertades y contra el terrorismo, en el que se acordó que la política terrorista es responsabilidad del Gobierno y la oposición habrá de respetar sus decisiones, al menos públicamente. Esto choca directamente con la práctica política del PP que utiliza el terrorismo como arma arrojadiza, impidiendo toda posibilidad de llegar a un fin, siempre y cuando, no cambien las condiciones. ¿Y cuales son las condiciones que habrían de cambiar? El Gobierno, si cambia el Gobierno y mandan los populares, se puede ser generoso, se puede dialogar y el resto de partidos ha de ser leal con las decisiones populares, que se respaldan en 10 millones de votos, que son 9, que en realidad son menos. El resto, hasta más de 40 millones de españoles, hemos de someternos a la opinión de estos demócratas señores y su particular rasero de medir.
